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¿Criar a tus hijos en el vegetarianismo o dejar que ellos decidan más adelante?

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a00767482 097He descubierto hace poco a Dr.Papá, que se describe como “padre de una hermosa princesa. Científico, geek, animalista y flexitariano”. Lo he descubierto hace poco porque no lleva mucho tiempo en la blogosfera maternal, que cada vez es más paternal. Es una gozada ver el auge de padres blogueros, comprometidos en la crianza de sus hijos y rompiendo tópicos y prejuicios. Pero ese es otro tema.

Volviendo a lo que iba, os contaba que he descubierto hace poco Dr.Papá y me ha conquistado. Más allá de las afinidades que tengamos (amor por los animales y la ciencia y una visión respetuosa de la crianza), su blog es divulgativo, bien escrito y ameno. Os lo recomiendo de corazón. las entradas con pata científica, como en las que explica la sonrisa o la base necrológica de las rabietas son especialmente interesantes. Ojalá publicara con mayor frecuencia.

Acompañando a esa recomendación, os traigo hoy parte de uno de sus posts más recientes. Se llama Veggie Baby, sí se puede, en el que explica su decisión de que su hija crezca en el vegetarianismo y cómo la están llevando a cabo con toda seguridad. Os dejo solo parte, pero os animo a leerlo entero.

Cuando nos quedamos embarazados lo tuvimos claro. Nos informaríamos sobre la posibilidad de criar a la peque en el vegetarianismo. Así que una vez nacida, al tiempo de empezar con la alimentación complementaria, hablamos con nuestra pediatra y con una nutricionista infantil (no sectaria).

Empiezo por el final, mi hija no ha probado carne o pescado aún, con dos años de edad, y está perfecta. Siempre en el 1er percentil de crecimiento, etc. Su actitud y actividad es normal, está sana como un roble y le hacemos analíticas regularmente para saber que nada se desequilibra. Así que #síesposible criar a un niño en esta filosofía.

En definitiva, se puede hacer una dieta vegetariana en los niños siempre y cuando sea estudiada, meditada y se lleven a cabo controles regulares para asegurarnos de que no exista ninguna deficiencia. Evidentemente no somos talibanes de la alimentación y cuando mi hija pida carne o pescado, se lo daremos encantados. Una vez le intentamos dar por ver su reacción y no lo quiso ni en pintura. Así que mientras esté sana, sus análisis de sangre y su crecimiento y capacidad intelectual estén intactas, y dependa más de nosotros que de su propia decisión, seguirá con esta alimentación que tan buenos resultados nos ha dado con ella, seguiremos manteniendo dicha alimentación (está sana como un roble, hasta que no empezó en la guarde con año y medio no estuvo enferma ni una sola vez, y ahora ya en la guardería se pone malita de vez en cuando pero todo muy leve. No digo que sea por la alimentación, pero nos ayuda a estar tranquilos de que está fuerte y su sistema inmune bien potente).

Que conste que con esta entrada no pretendo dar lecciones a nadie, ni insinuar que nuestra forma de alimentar a la peque es mejor que la de nadie. Sólo comparto con vosotros/as una experiencia más de mi paternidad, y de mi visión de ella a través de éste humilde blog personal.

Concluye el post recomendando “un libro que nos ayudó mucho y que le encantó a mi santa”: “Niños veganos, felices y sanos: una guía para madres y padres” de David Román.


Tanto Dr.Papá como su pareja son vegetarianos, aunque él es flexible. Nuestro caso es distinto, yo opté por no comer carne y ser ‘flexitariana’ como él, pero seguir ofreciéndoles carne a mis hijos. Así os lo contaba:

“¡Qué no son peces papá, que son pescados!”, saltó Julia riendo.

“Mi amor, los pescados son peces. Son peces a los que pescaron para que la gente se los pueda comer, por eso cuando están muertos en las tiendas pasan a llamarlos pescados”.

Podía ver perfectamente cómo su cerebro de cuatro años procesaba el descubrimiento según recibía la explicación.

“¿Son peces que estaban en el mar? Yo no quiero comer peces“.

Y no, no quiere. Salvo el salmón ahumado, que le encanta y no tengo claro que lo relacione ni con pez ni con pescado. Pocos días después, hablando con ella, pude comprobar que le pasaba algo similar con el pollito. No identificaba que el pollito que se come fuera el pollito que hace pío, pío. También se lo expliqué, aunque no tengo claro que esta vez lo procesara igual de bien. O que le interesara procesarlo, porque se lo sigue comiendo divinamente.

Me parece importantísimo no engañarles, que sepan lo que comen, que no crean que las lonchas de pavo crecen como las patatas o que el jamón ibérico se fabrica como las camisetas. Deben saber, adaptado a su edad, lo que son los distintos alimentos que ingerimos. Ayuda a que los valoren más, les ayuda a comprender el mundo en el que viven. Yo crecí en contacto con la Asturias ganadera de mi padre y mis abuelos y, desde muy niña, veía salir las patatas de la tierra, crecer las manzanas en los árboles y criar a mi alrededor animales que acababan luego en el puchero, con algunos jugaba mientras eran crías. Los niños de ciudad, supermercado y nevera abastecida tienen más complicado vivir ese proceso natural, lo que no quita que no se les pueda explicar.

Pero hay un factor extra: yo soy vegetariana. No estricta, eso sí. No como nada de carne, pero puntualmente sí como algo de pescado y marisco. Mis explicaciones a los niños por tanto, si hay testigos cerca que sepan de mi condición, son escrutadas especialmente pese a que no es preciso, por si estoy intentando “convertirles a mi secta”.

No voy a desanimar a mis hijos de comer carne, no voy a empujarles a ello con explicaciones del tipo “estáis comiendo cadáveres“, tampoco voy a decirles “qué va a ser el filete un trozo de vaca bebé, tú calla y come para hacerte grande”. Ambas cosas las he oído y no van conmigo.  Yo voy a seguir cocinando y ofreciéndoles carne, explicándoles con naturalidad cuando sea procedente de dónde viene, igual que les explico cómo se producen los huevos, de dónde salen los albaricoques o las judías verdes.

Lo de ser vegetarianos o no es una decisión que ya tomarán ellos si quieren cuando sean mayores, aunque antes o después llegará la pregunta de “¿mamá, por qué tú nunca comes carne?”. E intentaré contestar con coherencia, igual que respondo ya a muchos adultos que me lo plantean. Es mi decisión personal, no me importa explicarme, tampoco quiero convencer a nadie.

Aquella reflexión, en un post de hace tres años que se llamaba “Papá que no son peces, son pescados”, dio lugar a otro en el que hablaba ya directamente del vegetarianismo en niños pequeños. Mantengo lo que opinaba entonces:

Ya expliqué que dejar de comer animales en sus muchas y respetables variantes (los hay desde que solo dejan a los mamíferos o solo abandonan la carne los días laborables hasta veganos estrictos pasando por todo lo que podáis imaginar, en mi caso es una trayectoria gradual y muy personal), es una decisión que yo no voy a imponer a mis hijos. Alguno me decíais que también podrían no darles carne y dejar que ellos decidieran de adultos comerla si así lo desean. Es cierto, podría, pero no lo hago. Y no porque no crea que un niño vegetariano no pueda crecer sano o que es una opción perféctamente válida en muchas familias, lo hago porque creo que están en la edad de la curiosidad, de poder probar alimentos. En mi familia hay niños con celiaquía, con diabetes, que han pasado por alguna alergia alimentaria, y no quiero restringir a los míos hasta el punto de eliminar la carne de su dieta en una familia que, salvo por mí, es bastante carnívora.

Pero también os digo que deberíamos empezar a ver el dejar de tomar carne como algo más normal. Vivimos en una sociedad en la que el consumo de proteína animal es exagerado, aburmados. También los niños consumen más proteína animal de la saludable.

Probablemente es mucho más sano para un niño una dieta vegetariana en la que haya huevos y lácteos  que ese empeño tan frecuente en muchas casas por que el niño tenga siempre algo de chicha o pescadito en el plato tanto a la hora de comer como en la cena “deja el tomate/judías verdes si quieres, pero termínate la chicha para hacerte grande”. No sé si viene de tiempos del hambre, cuando la carne era un lujo, probablemente sí. También por la diferencia de precio entre carne y verdura, pero a día de hoy no tiene sentido.

Os dejo una breve conversación digital con un nutricionista a los que da gusto leer y oir, Juan Revenga, y dos enlaces interesantes que él me ha facilitado.

Yo: “¿Comen los niños españoles mucha más proteína animal de la que deberían?”.

JR: “Prácticamente toda la población está por encima de los requerimientos medios estimados para la ingesta de proteína”.

Yo: “¿Es saludable para un niño una dieta vegetariana que no excluya lacteos ni huevos?”.

JR: “Sip, perfectamente si no se hacen tonterías con dietas muy restrictivas. Imprescindible consulta con un profesional NO alternativo”.

JR: “Well-planned vegetarian diets are appropriate for individuals during all stages of the life cycle. Con acento en Well-planned.”

Mi única conclusión, aplicable a casi todas las facetas de la vida: respeto y sentido común.

Ahora que han pasado unos cuantos años de aquellos posts, puedo contar que seguimos igual. Yo sigo con mi flexitarianismo. Mis hijos siguen comiendo carne y pescado, aunque probablemente en menor cantidad que la media. Mi santo sigue siendo carnívoro, seguramente un poco más de lo que resulta saludable.

Tal vez si mi pareja fuera vegetariana o flexitariana nuestra decisión hubiera sido otra y mis hijos crecerían siendo vegetarianos flexibles. No lo sé, las restricciones alimenticias obligadas pesan mucho en mi familia. Lo que es seguro es que, si hubiera optado por el vegetarianismo en mis hijos sería también flexible. Probarían carne y pescado si tuvieran curiosidad.

Volviendo a la pregunta que abría este post: ¿Criar a tus hijos en el vegetarianismo o dejar que ellos decidan más adelante?

Tal y como yo lo veo, mientras esos niños sean criados con amor y de forma saludable, la decisión es prerrogativa de los padres y nadie tiene derecho a criticar o torcer el gesto se haga lo que se haga.

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Fotos: GTRES

La entrada ¿Criar a tus hijos en el vegetarianismo o dejar que ellos decidan más adelante? aparece primero en Madre Reciente.


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